Soneto: Un hijo
Sin duda es él tu mejor diseño,
el que guardarías bajo cerrojos
y al que colmarías de antojos
pero al que educas con empeño.
Él, de tu felicidad es el dueño.
Te enternecen tanto sus sonrojos,
sólo hay inocencia en sus ojos.
Él llena de alegría tu sueño.
Le ayudas a que camine libre,
cuando aún sueña con poder volar
tú impides que se desequilibre.
En su vida, estando a su lado,
viéndole reír, llorar, caer, bailar,
felicidad con tu hijo amado.
Mar Albín
el que guardarías bajo cerrojos
y al que colmarías de antojos
pero al que educas con empeño.
Él, de tu felicidad es el dueño.
Te enternecen tanto sus sonrojos,
sólo hay inocencia en sus ojos.
Él llena de alegría tu sueño.
Le ayudas a que camine libre,
cuando aún sueña con poder volar
tú impides que se desequilibre.
En su vida, estando a su lado,
viéndole reír, llorar, caer, bailar,
felicidad con tu hijo amado.
Mar Albín
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