Amarse, el único punto de vista

Siempre suele comenzar por algo pequeño, una tontería sin importancia que desencadena una gran discusión abriendo antiguas heridas y reavivando pasadas rencillas.


Puede ser un amor inocente de adolescencia, pasional de la juventud o consolidado de la madurez mas, en cualquier caso, llegados a este punto el sentimiento es siempre el mismo. Uno se siente incomprendido y el otro herido por un reproche que no entiende.

Durante un instante parece que todo se derrumba. Alejados, llorando cada uno en su habitación o compartiendo el mismo sofá con un abismo entre ambos.

Entonces un gesto, un sencillo gesto tan pequeño como el motivo que ha provocado una pelea tan grande da paso de nuevo al amor. Una caricia, un perdón, una llamada.

Al fin alguno se acerca, cuando se olvida el dolor propio sólo quieres aliviar el de la persona amada que te recibe ansiosa, porque necesitaba esa llamada, ese perdón, esa caricia.




Mar Albín






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