LUNÁTICA

Y camina despacio, cerca pero ajena a los pequeños grupos que se dirigen temprano hacia su trabajo. Alguien le saluda pero ella no responde. 

Sus ojos, aunque somnolientos, contemplan con mirada despierta la inmensa luna llena que brilla poderosa, lejos muy lejos, allá en el cielo. La siente cercana. Sonríe. Y en su sonrisa puede leerse esa certeza que solo aquellos locos que conocen la verdad tienen. La verdad que pocos saben y muchos no entenderían, la verdad sobre todo, la verdad sobre nada, el secreto de la felicidad.

Mar Albín


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