Una hija

 Una hija es un lienzo en blanco en el que das las primeras pinceladas pero el dibujo se construye solo, pareciéndose muchas veces a lo que habías imaginado y otras tantas siendo algo totalmente diferente pero que amas igualmente.


Una hija es la llave a un nuevo mundo, del que te hablaban otras madres y no entendías porque aún no lo eras y del que opinan tus amigas sin hijos sin realmente saber la magnitud ante la que te encuentras.


Porque cuanto más sabes, más eres consciente de lo mucho que te queda por aprender. 


Porque cada paso que das, esconde inseguridad bajo su pisada firme pero te mantienes en esa postura para guiar a tu hija a través de su camino que comienza de cero. 


Y con ella descubres la fragilidad del ser humano, la más pura inocencia por no haber tropezado aún con piedras en el camino y es entonces cuando descubres la gran importancia de tu papel en su vida. Porque contigo puede ser y se rompe al verte liberando lo que la aflige.


Y tus miedos quedan a un lado, solo los dejas salir cuando ella ya duerme tranquila y sabes que tus demonios no van a perturbarla.


Porque has visto el mundo con los ojos de una hija, sin preocupaciones, sin temores sabiendo que en casa siempre ibas a encontrar el consuelo que necesitas, el apoyo, la ayuda. 


Y quieres que tu hija se encuentre igual de segura, a pesar de las decepciones, a pesar de los peligros.


Ella descubre por primera vez el mundo, pero tú también conoces la otra cara del que creías conocer.


Ella se convierte en tu centro, porque con ella vuelves a jugar y bailar sin preocupaciones, como Phoebe corría en Friends. Porque ya no temes envejecer ni la muerte, sino no estar ahí para poder sujetar sus ramas si el viento se las dobla. Porque ya no preguntas a ninguna mujer si va a tener niños porque sabes que aunque sea decidido es el reto más difícil de la vida y es una decisión que tiene que ser madurada porque se merecen todas las ganas.


Tu hija encuentra en ti su refugio, el lugar donde cobijarse y desahogarse. Porque corre hacia ti a la salida del colegio para abrazarte con una ganas enormes y eso te da la vida, la nueva vida. Quieres exprimir cada segundo. Y sabes que, al igual que tú como hija, poco a poco querrá irse a jugar un poco más. A explorar por su cuenta. Y te sentirás un poco vacía pero querrás que lo disfrute y que encuentre las respuestas que necesite en lo que has tratado de enseñarla.


Porque tu hija te hará conocer más a tu pareja, porque aunque no seas de relaciones o lleves una eternidad con tu compañero de vida, realmente os conoceréis bien al llegar ella. Porque vuestro tiempo será suyo, porque estaréis al límite y porque podéis amaros u odiaros cuando os conozcáis con ella.


Porque tu hija te quiere con tus errores e incluso cuando tú crees que fallas. Porque te anima, siempre cree en ti. Porque ella también es el abrazo que reconforta y a veces esa voz que te susurra «eres la mejor madre del mundo».


Mar Albín



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