Su media flor

Y eran dos flores muy especiales, difíciles de encontrar pero a pesar de su singularidad el destino quiso ponerlas una junta a la otra. Sus tallos se acariciaban desde el primer momento, se atraían sin remedio a pesar de que una flor abría sus pétalos al sol y la otra crecía refugiada bajo la sombra. Juntas crecieron y enredaron sus tallos de tal modo que a veces vivían a la sombra y otras, la que necesitaba luz arrastraba a su compañera hacia los rayos de sol esperando que entendiera lo maravilloso que ella sentía. Pero no fue así, cada una buscaba algo diferente y se marchitaban tratando de encontrar un lugar común. Poco a poco fueron desenroscando sus tallos, sin apenas darse cuenta, una para poder mirar más al sol y la otra para poder escapar a la sombra. Hasta que llegó un día en el que se habían separado por completo y cada una miraba hacia el lado contrario. Y ambas pudieron florecer de nuevo a pesar de las heridas que quedaron marcadas en sus pétalos.

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